A mayor lugares de encuentros con los libros, mayor cultura de PAZ.

La filosofía ha sido vinculada normalmente al cuestionamiento, a preguntarnos por temas que nos afectan en el día a día, como el sentido de nuestra vida, de dónde venimos o qué futuro nos espera.

Desde luego hay otros usos del término que refieren a un sistema estructurado de conceptos, por ejemplo, o al puro amor por el conocimiento y el saber en cualquiera de sus formas, si nos vamos a su significado etimológico.

La propuesta que estamos desarrollando este año en la magnífica librería Un Mundo Feliz (Avda. Cervantes, 25), que hemos colgado bajo el título “Filosofía de la Lectura” pretende poner en valor dos asuntos de vital importancia, especialmente estos días: el pensamiento crítico y los lugares de encuentro entre personas. ¡Tranquilidad absoluta! No se trata de un proyecto “muy gafas”. Sin ir más lejos, esta semana vamos a blablaloguear sobre los regalos que recibimos y damos en Navidad, sobre la importancia de lo que compramos, dónde y a quién, o sobre el valor que asociamos a las vacaciones de invierno y las celebraciones familiares que acontecen.

 

En cualquier caso, por seguir pasito a pasito un camino de reflexión, empecemos por el segundo punto enunciado más arriba. Leemos esta semana en El País la nueva denuncia que impacta en el gigante amazon por poner a la venta libros con un 25% de descuento, cuando la Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas fijó hace 13 años que no se podía ofrecer más del 5% salvo en contadas ocasiones, que tenían que ver con ferias del libro y congresos. Está muy feo (por no decir nada más grave) aprovecharse de la excepción que pretendía facilitar a las librerías sacar un fondo que ya no era novedad y que cumplía los seis meses de exposición (obviamente en escaparate o estantería, no solo la disponibilidad en stock virtual, como argumenta el monstruo), y que suponía la ruina en su establecimiento (pues ya sabemos las cifras enormes que pagamos por los espacios físicos. Otro tema muy relacionado con este asunto, pues el gigante juega con esa movilidad sin almacenamiento de cara al público, pero que dejamos para otro post).

Sin profundizar más en este asunto, el peor peligro que esconden estas decisiones aparentemente inocuas (dicen: “pero si solo son 60 títulos”) es que van colonizando y aniquilando los maravillosos espacios de encuentros que son las librerías. Que además de ofrecer la presencia, la mirada y la sonrisa de otros seres humanos (que tanto necesitamos para no caer en el odio y en la indiferencia ante el dolor ajeno), giran alrededor del artefacto “libro”. Esas puertas hacia las historias y que coinciden tantas letras con la palabra que recoge la potencia que albergamos de ser seres “libres”.

En otro artículo de esta semana leemos que las librerías son casi ya una especie en extinción y que no salen las cuentas, vamos que no se vende lo suficiente, que se produce más de lo que se vende, que el margen de beneficio para la librería es insuficiente para afrontar los costes, y así.

Nos toca reflexionar ahora sobre nuestro consumo, sobre todo porque ya estamos en Navidad y los mensajes, vamos mandatos, que nos llegan por todas partes (publicidad, medios, amiguis, familia) incitan a la compra, al compromiso, al “chollo” con el black “fraude”. Un año más y sumando a la campaña #endefensadelaslibrerias, os animamos a regalar libros. Una de las ventajas de la cantidad ingente de producción es que hay de todo, no hay excusas porque hay un libro (o millones) para cada singular: madre, hijo, cuñado, amiga nocturna, antigua alumna, vecino, etc.

Y sí, voy a repetir una obviedad: las librerías se mantienen con la venta de libros,

por tanto, si no compramos libros, si los descargamos gratuitamente y pirata, si los cogemos (todos) en la biblioteca, si nos los pasamos entre amigas (OJO: estas prácticas son magníficas, no se trata de erradicarlas, si no de combinarlas con un acertado consumo de libros), pues dejaremos de poder disfrutar de lugares de encuentro, pasearemos por un barrio lleno de bancos y franquicias, anónimas, grises y seremos un poquito más esclavas.

Solo me queda animaros a consumir cultura y libros estas fiestas (y el resto del año) y para muestra un botón. Después del puente y antes del tsunami de incienso y mirra, podemos encontrarnos en el Festival Chavea de Literatura y Artes para Familias, que organizamos la magnífica Mercedes Salvador, a la cabeza del proyecto Somos Little, y la que suscribe, desde Entropía Cultural. Esta segunda edición se teje alrededor de cuatro de las artes posibles: música, ciencia, danza y artes plásticas.

Como dicen, “me llena de orgullo y satisfacción”, y mucho amor, poder contar con Nómadas Sensoriales, Gorgoritos, Happy Dance, Sonrisas Musicales y este año además, la participación estelar del Instituto Andaluz de Astrofísica y la Estación Experimental del Zaidín. Todas ellas ofrecerán actividades durante el sábado 14 y ya estáis tardando en comprar la entrada que vuelan!

Y el domingo 15, por la mañana, vuelve La Chica Charcos con un CONCIERTO KATIUSKO en el Teatro Caja Granada. En estos momento, escribiendo la que hemos vuelto a liar este año, me doy de cabezazos contra la pared, pues estar de este lado me impide disfrutarlo. Pero alguien tiene que estar trabajando por las familias granaínas que estamos ávidas de cultura de calidad, de comprar los mejores libros de nuestras editoriales de referencia (Barbara Fiore, Kalandraka, Blackie Books, Litera, Maeva) y de vivir