Una palabra en el camino, servirá para señalar y orientar hacia el lugar de destino. Pero no todas las palabras ayudan. Algunas matan. Adiós mi querida Nola.
Estas palabras se revuelven contra su dueño como una perra negra y al acariciarlas devuelven un doloroso mordisco. Esas palabras, las que hacen daño, suelen ser las que están más cerca de la verdad. Adiós mi querida Nola.
La verdad no se averigua en un vistazo rápido, ni en las primeras conversaciones, ni en las primeras interpretaciones. Cualquier investigador sabrá que todos estamos llenos de secretos. Adiós mi querida Nola.
Y la verdad es lo que busca el escritor protagonista de esta historia. La verdad válida para todos, que salve de la muerte a su mentor, que le enseñó el noble arte de la escritura, y cuyo único delito fue amar. Un amor prohibido, pero verdadero. Adiós mi querida Nola.