No siempre estar en el hospital supone una mala experiencia. Por el simple hecho de estar allí, ya sigues vivo; y además es la oportunidad perfecta para dar las condiciones de posibilidad al “pienso, luego existo”: “tengo tiempo, luego pienso” (y por tanto, existo”).
Y pensar es recordar en este caso. Y mientras Jean–Pierre Fabre recuerda escribiendo sus memorias, conoce a los que conformarán su nueva vida y se conoce, porque aunque seamos mayores nunca dejamos de transformarnos: la ausencia de cambios es la muerte.
Una historia entretenida para aquellos que tienen tiempo y lo quieren dedicar a la lectura. Vamos a sentarnos en las rodillas de este abuelo a escuchar todo lo que tiene que contarnos, de él y de nosotros.