Como viaja el agua, Juan Díaz Canales

 «Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir», o eso les gustaría a los ancianos protagonistas de este cómic. Un curioso grupo de ateos e inconformistas que en el último tramo de su vida deciden trapichear con objetos robados, comprometiendo al hijo de uno de ellos (Niceto) que es policía. En particular, forense. Y a su nieto que trabaja para el SAMUR social. Uno de ellos aparece muerto, de un fuerte golpe en la cabeza, en una barca del retiro. Y a partir de ahí el agua cobra toda su fuerza simbólica, tanto en los escenarios como en las metáforas existenciales.
Para ser el estreno del guionista a los pinceles, he disfrutado de la composición de algunas imágenes, que me han recordado a los cuidados detalles del famoso Black Sad. Siempre se echan de menos los colores, pero ha sido una grata sorpresa ver el despliegue de un autor completo.   No hubiera adivinado el desarrollo de esta historia por la portada y algún comentario superficial que había escuchado, de ninguna de las maneras. Una historia costumbrista en “los madriles” con unos abuelos de protagonistas, podría calificarse incluso “de moda”. Pero nada más lejos de la realidad (me encanta esta expresión, y la usaré siempre que pueda!). Canales le ha dado profundidad e intensidad a lo que ya Unamuno denominó como el sentimiento trágico de la vida. Y como hizo famoso esa rubia de 1,2,3: “hasta aquí puedo leer”. Solo me queda invitaros a darle esa oportunidad que, una vez leído, ya está esbozada en el reflejo de la portada. 

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