Un mundo feliz, la librería infantil

Fotografía: Palen

Una de las experiencias gozosas en familia de algunos sábados por la mañana es dar una vuelta por nuestra librería favorita especializada en libro infantil (aunque también vende un catálogo general): Librería Un Mundo Feliz, regentada por Eva. A veces hemos aprovechado para disfrutar de un taller con Exploradores del Arte y estamos deseando poder volver a crear juntxs!!

Además de nuestra pasión por los libros, contar con el apoyo de una librera comprometida es garantía de acertar con los libros elegidos. Puedes cumplir expediente bicheando entre editoriales e influencers pero nada como esa amiga que te conoce y que selecciona lo mejor para ti. No es palabrería, es la alegría del eros y del encuentro entre lectoras. Las dos amamos la editorial BFE, y las dos estamos letraheridas por la reciente muerte de Barbara Fiore.

Fotografía: Palen

Hoy en día, con todos los casos que por desgracia vamos teniendo cerca, recomiendo como oportunidad para hablar de la existencia, especialmente sus libros: «Soy la vida» y «Soy la muerte«. Y si sois muy fan como nosotras y ya los tenéis, las últimas novedades son deliciosas: «Entre palmas y aplausos» y «A propósito de la vida«. Bueno, es que todo su catálogo es excelente, sobresaliente, distinguido, un tesoro. Así que si tenéis dudas sobre qué comprar, esta es una apuesta segura.

Ahora que, como los regalos navideños están a la vuelta de la esquina, aquí un par de “buena mierda” para pillarle a Eva y darle una alegría a familiares, amiguis o a una misma. Esta vez va de bestseller la cosa, pero es que en ocasiones los libros guapos se venden mucho. No es habitual, cierto, pero pasa.

De hecho, la primera recomendación es Ickabog, el nuevo libro de J.K. Rowling, la autora de Harry Potter (¿Habéis visto las nuevas ediciones? LOL). Recuerdo que cuando salieron yo estaba estudiando oposiciones a bibliotecaria (eso ya lo contaré otro día). Cada mañana en la sala de estudio de uno de esos centros en los quería trabajar, tenía dos opciones: estudiaba temas aburridísimos sobre el procedimiento administrativo común o leía las aventuras de un chavea mago en una escuela de lo más singular. Me resistí mucho a empezar la saga porque tanta fama apestaba a trucos narrativos fáciles, personajes planos y trillados y mucho bombo y platillo (cuando me pongo “gafas” me vuelvo bastante insoportable).

Ya sabéis que para nada. Flipé tanto con lo inédito de la historia y de cómo estaba contado, que a partir del cuarto me los leí en inglés porque no podía esperar a la traducción. Sí, de ahí tengo un interesantísimo vocabulario sobre “hechizos”, “varitas” y “conjuros”. Y aunque ahora me pilla mucho mayor (el doble de hecho) he encontrado paralelismos con esta experiencia leyéndoles, esta vez a mis hijxs, Ickabog.

Anda que no se nota que esta foto la he hecho yo (lo siento amiguis profesionales)

Sin entrar en detalles, solo para abrir boca, diré que un rey con un ego más grande que su reino y un monstruo que nadie cree que exista van a ser los polos de una tensión narrativa, divertida y tierna, con momentos salvajes y duros, que te hacen devorar el libro. Y con ilustraciones de gente menuda ganadores de un concurso de lo más acertado.

Mutatis mutandis (como me mola meter un latinajo en cuanto puedo) otro libro de la editorial Blackie Books que este año me está salvando de tirarme por el balcón (que no tengo): La historia imposible de Sebastian Cole. Y es que la fuerza que surge entre dos amigos que necesitan urgentemente un tercero para equilibrar la balanza es una fuente narrativa inagotable. Me he divertido como esa enana que en su momento vio “La historia interminable” a pesar de parecerme más al viejo librero que a Atreyu, hoy por hoy.

Fotografía: Palen

Espero que este sea el comienzo de una gran amistad y que la vida me deje ir colgando por aquí “recomendaciones felices” de libros para pekes a medida que vayamos yendo a respirar literatura a la librería de Eva: Un mundo feliz, en la Avenida Cervantes, 25.

Basten estas pocas palabras de momento para volver a animaros a ir a las librerías, a oler la tinta y a apoyar esas iniciativas que ponen tanto amor y ternura en sus proyectos. Supongo que hemos sido más de uno y menos de millones quienes estamos valorando otras cosas desde que el mundo se ha puesto patas arriba. Y si los libros, hablar sobre ellos y las personas alrededor de estos artefactos, eran un salvavidas en el mundo prepandémico, ahora no le veo sentido ni horizonte a una vida sin ellos.

Cerrar una página de un buen libro, de esos que te hacen vibrar, sube el nivel de vida hasta el tope y te prepara para ir perdiendo energía en otras batallas. En “Un mundo feliz” vamos a encontrar el néctar y la ambrosía de los libros infantiles, porque si Eva los ha seleccionado es porque tienen algo que contar. Si coincidimos por allí, contadme qué estáis leyendo. Por aquí o por otros mundos virtuales, también me vale. Pero el tiempo se detiene cuando quienes amamos las historias nos dejamos ver el fondo del alma compartiendo lo leído.

Fotografía: Palen